Pasan las semanas y la actual dirección de COPE continua sin dar a conocer su parrilla para la próxima temporada. Naturalmente, en una situación así los rumores arrecian y los confidenciales – que no aciertan una ni por casualidad – siguen especulando. No sólo eso. En muchos casos, la información que dan es abiertamente falsa. Por ejemplo, han señalado que había una serie de profesionales que vendrían a hacerse cargo de La Linterna y la semana pasada sin ir más lejos yo coincidí con dos de ellos en una comida y me dijeron que habían rechazado de plano tal posibilidad cuando se la ofrecieron. Como bien puede imaginarse, no voy a dar más detalles sobre el tema porque no estaría bien ofender la discreción con que me contaron todo y, sobre todo, dejar mal a algunos de los confidenciales.
Sin embargo, a pesar de que se especula mucho – y se desinforma más – creo que no exagero lo más mínimo al decir que, quede como quede la plantilla, la estrella de la próxima temporada de COPE será, sin ningún género de dudas, Cristina López-Schlichting, la directora de La Tarde. Me explico.
O a última hora alguna estrella acepta venir a La Mañana a sustituir a Federico Jiménez Losantos o lo más posible es que semejante deber se descargue sobre los hombros de Ignacio Villa. Nacho, como todos lo conocemos popularmente en COPE, lo ha hecho muy bien en informativos y sabe ser muy duro, terriblemente duro, cuando se lo propone. Basta recordar sus intervenciones en 59 segundos o su último libro sobre el PP en el que pone a caer de un burro a Rajoy a su equipo demuestra sin ningún género de dudas que – permítaseme el gracejo - tiene menos pelos en la lengua de los que tiene en el cráneo. Si Nacho decide mantener la línea de COPE de los últimos años, Rajoy puede pasar horas más amargas que el acíbar y, sinceramente, no sé por qué iba a cambiar esa línea en la que tanto ha destacado.
Con todo, Nacho es más periodista de información que de opinión y reflexión y – sin querer ofender a nadie – no parece fácil que pueda sustituir medianamente a alguien tan extraordinariamente polifacético y culto como Federico. De hecho, muy posiblemente la dirección de COPE limitará a Nacho Villa al espacio comprendido entre las 6 y las 10 y entregará el comprendido entre las 10 y las 12 a otra persona. Con dos horas menos que Federico y sometido a una odiosa comparación, Nacho Villa no va a ser la estrella de la COPE, pero no creo que a él le importe porque es un hombre de la casa dispuesto a todo por ella.
Tampoco creo que la estrella vaya a ser el nuevo director de La Linterna. Los últimos que suenan como posibles titulares ya pertenecen a lo que podríamos denominar ligas regionales y en algún caso incluso se trata de personajes tristones, aburridos y grises. Sin embargo, con que logren no desplomar el programa - como por dos veces lo hizo Apezarena - la dirección debería darse por satisfecha.
Llegamos, pues, a la conclusión que ya adelantaba: la estrella de COPE para la próxima temporada será Cristina López Schlichting.
Pero – objetarán algunos maliciosos – “Cristina apenas tiene publicidad, su audiencia es reducida, usted mismo ha recordado que en tres horas de prime-time tiene la misma que sus cincuenta minutos de Camino del Sur en la madrugada”. Tales juicios son, a mi entender, demasiado ásperos y pasan por alto aspectos esenciales.
No voy a entrar en que Cristina es muy atractiva (mi madre dice que es una mujer guapísima) porque eso en la radio no se aprecia. Tampoco en que cuenta con un pasado de reportera verdaderamente notable que la ha hecho lo mismo disfrazarse de monja que de prostituta interrogando a musulmanes o visitando un harén. No, me voy a detener en cuestiones más sólidas. De entrada, Cristina es una mujer de profundas convicciones y esas convicciones se manifiestan en una defensa cerrada de la iglesia católica y sus instituciones. Además milita en Comunión y liberación, algo que, a diferencia de otros, no ha ocultado nunca sino que ha mostrado con orgullo. Todo eso se nota, porque Cristina siempre ha sido clara en la exposición de sus puntos de vista. Por ejemplo, cuando hace unos meses falleció el P. Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo al que el papa había confinado por las repetidas acusaciones de pederastia formuladas en su contra, Cristina fue la única que le echó valor para defenderlo en su programa argumentando que unos hechos deleznables no borraban otros más meritorios. Hace apenas unos días, cuando todos los medios de comunicación cantaban las loas de Vicente Ferrer, también Cristina supo dar una visión crítica del personaje que, siendo jesuita en su juventud, se atrevió a dejar la Compañía de Jesús y casarse. Cito esos dos ejemplos, pero podría aducir docenas. Cristina siempre actúa sobre la base de lo que piensa que tiene obligación de decir y eso la honra en un mundo donde hay gente que ayer atacaba a Rajoy y ahora lo presenta como la gran esperanza blanca. Se podrá aducir que en una radio comercial la conducta de Cristina es discutible porque la repercusión en audiencia y publicidad – con los consabidos ingresos – resulta letal. Yo creo, sin embargo, que la COPE ha cambiado de rumbo con la nueva dirección, que esa nueva dirección va a dar mucha más relevancia a los aspectos confesionales de la que tenía hasta ahora y que incluso va a colocar el aspecto económico en una posición absolutamente subordinada durante el tiempo que la cadena siga abierta. Como he señalado repetidamente en los últimos meses, al actuar de esa manera, la dirección de la COPE ejerce su derecho, un derecho que no se puede discutir ni censurar porque emana de la libérrima voluntad de los propietarios. Pero es que además estoy totalmente seguro de que esas decisiones son aplaudidas por miles de personas y por bastantes medios confesionales. Tampoco dudo que, en no escasa medida, Cristina López-Schlichting ha sido pionera en esa forma de radio. Por todo ello, personalmente, no abrigo el menor titubeo al afirmar que va a ser a partir de la próxima temporada la primera estrella – y con diferencia – de la cadena COPE. Insisto: no creo equivocarme al afirmar que brillará mucho más que los directores de La Mañana y La Linterna sean los que sean. No será una tarea fácil, pero Cristina, estés donde estés en estos momentos, recibe un abrazo fortísimo de ánimo y aprecio.
César Vidal
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