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Un suceso levantó densa polvareda a finales del verano de 2003: el hallazgo, en un barranco de Órgiva, Granada, de un osario durante la construcción de unas obras del ministerio de Fomento. De inmediato empezó a hablarse de una enorme fosa común "perfectamente documentada", de "fusilamientos masivos", de "exterminio de compatriotas por motivos ideológicos". Un catedrático de Economía de la universidad de Granada caracterizó el barranco como "lugar de crímenes y de muertes" por donde "había corrido un río de sangre". Supuestos testigos recordaban la llegada de camiones cargados de "hombres, mujeres y niños", a quienes bajaban, mataban a tiros y hacían caer rodando a la zanja, echándoles luego cal viva, "y así un día y otro". El catedrático calculó en 5.000 las víctimas, si bien la Asociación por la Memoria, algo menos sanguinaria, las rebajaba a la mitad. Se aumentó el dramatismo poniendo en la picota la "indiferencia" del gobierno Aznar, o hablando del "miedo" de los obreros a perder el trabajo si hablaban de los huesos hallados. Los de la "memoria" señalaban piadosamente que sólo buscaban "el respeto a las familias" de los fusilados, como si alguien les faltara a ese respeto.

El ayuntamiento acordó erigir un gran monumento en homenaje a las víctimas en medio de un parque a crear ex profeso. El dinero vendría de una orden oficial que subvencionaba a los ayuntamientos para "coordinar actuaciones de recuperación de la memoria histórica". Se exigió la paralización de los trabajos de Fomento, y que los gastos de excavación entrasen en los presupuestos de la obra. En muchos periódicos, y en Internet corrían las noticias y comentarios.

Aquello venía a ser el Paracuellos de la izquierda, después de años de excavar y lanzar insinuaciones, pero sin encontrar más que algunos restos dispersos, de origen no siempre claro. El diario El País dedicó al suceso una página el 1 de septiembre, ofreciendo además la siguiente información, como digna de confianza: "Según datos de los socialistas, más de 500.000 personas sufrieron prisión y otras 150.000 murieron fusiladas". Y, para hincar más el aguijón en el gobierno de Aznar, sugería el carácter fascistoide de éste al mencionar que había gastado 13.000 euros en recuperar cadáveres de la División Azul y dedicarles un pequeño monumento (El gobierno recuperó restos de españoles de los dos bandos en Rusia, y hubo otro pequeño monumento para los comunistas españoles muertos allí, que fueron muchos menos).

Se anunciaba una ofensiva mediática de gran estilo. Pero el 2 de septiembre El País informaba, no a toda plana, sino en el lugar menos visible de una página muy interior: "Los restos óseos hallados el pasado sábado son, según los forenses, de origen animal". De cabras y perros, en concreto. Así se vino abajo la operación. La derecha, prácticamente la pasó por alto, pero puede imaginarse la oleada de sarcasmos, insultos y comentarios moralmente aniquiladores si hubiera sido ella la autora del montaje. Durante muchos años seguiríamos oyéndolos.

Del blog Presente y Pasado

2 comentarios

Civis dijo... @ 1:31

Qué buena entrada.
Un saludo

Estandarte Azul dijo... @ 15:44

Gracias, otro saludo.

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