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Mariano Rajoy puede tener algún mérito. Hay quienes dicen que es buen orador parlamentario. Yo digo que prepararse los discursos delante del espejo para luego leerlos en el Congreso en voz alta, no es tan brillante, y menos con una dicción tan fragmentaria. Otros dicen que ha sido buen ministro y que ello le acredita como buen gestor. Sin embargo, lo que nadie puede negar es que se trata de uno de los políticos más insustanciales que existen. Nadie, jamás, ha oido a Rajoy exponer una idea, un pensamiento, hacer un comentario relacionado con la cultura, desgranar una teoría de nada. Es es esa clase de tipo que aparenta no haber leído nunca un libro, más allá de los informes que le pasan, y eso incluso abandonándolos a mitad de camino. Es esa clase de persona de la que la gente se burlaría si no fuera el líder de la oposición. Nadie sabe qué escritores le gustan a Rajoy, con qué corriente filosófica se identifica, qué tipo de literatura le apasiona. Es un ser absolutamente superficial, e incluso parece presumir de ello. Le gusta ir de "hombre normal" por la vida, pero lo cierto es que da una imagen horrible, de hombre a quien no le interesa nada de nada, más allá de los puros, de leer el MARCA y de hacer sus chascarrillos gallegos, supuestamente irónicos. Es, en definitiva, una persona hueca, sin un solo concepto o pensamiento intelectual salvo el del "sentido común". Demasiado poco para pretender ser el presidente de todos los españoles. No me extraña que sea una máquina de perder elecciones. No me extraña que se haya rodeado de un equipo político mediocre, haya defenestrado a políticos de talla como Acebes, Zaplana o María San Gil, aborrezca a Esperanza Aguirre y permita que uno de su partido (Gallardón) siente en el banquillo de un juzgado a Federico Jiménez Losantos, único periodista que apoyó explícitamente su pésima labor de oposición de 2004 a 2008. Rajoy ha convertido al Partido Popular en el Partido Payudar al PSOE, y ha acreditado que es una persona de poco fiar.

Ahora dice que está "infinitamente mejor que hace un año". Dos escaños en unas elecciones europeas, sólo dos, le separan del PSOE. Demasiado poco, con más de cuatro millones de parados, para ganarle unas generales a Zapatero. Lo siento, Mariano. Yo no voto a perdedores.

1 comentarios

SDM dijo... @ 14:46

MUY BUENO!

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